HIEROFANIAS DEL ANÁHUAC 3/5
Luz y Guillermo Marín
Del primero diremos que, a diferencia de la cultura Occidental, donde Dios ha creado a su imagen y semejanza al ser humano y le entrega a la Tierra y todos los seres que en ella viven para su dominación, explotación y transformación. En cambio, los antiguos mexicanos interpretan a la Tierra como su “madre querida” y se ubican como sus pequeños hijos. Tienen como obligación, no solo velar por preservarla y mantener el equilibrio original, sino también “humanizarla” a partir de la energía espiritual que puede producir el ser humano a través de una vida virtuosa.
Este aspecto es muy importante. La humanización del mundo implica darle un sentido sagrado y divino “a todo lo que nos rodea” . Es solo el ser humano, quien puede hacer este milagro a partir de su potencial espiritual. Este es uno de los propósitos más importantes de la civilización del Anáhuac . Una misión que rebasa con mucho a un solo individuo, a un pueblo ya muchas generaciones. El concepto de una responsabilidad histórica y colectiva , seguirá viva aún en el período Postclásico decadente, aunque transgredido por las reformas ideológicas-religiosas del cihuacóatl mexica llamado Tlacaélel. Y nos explica cabalmente cómo fue posible realizar proyectos constructivos de más de un milenio de duración, como el caso de Monte Albán , que inició su construcción en el año 500 aC y fue abandonado mil trescientos cincuenta años después en el 850 dC.
El segundo objetivo civilizatorio es la búsqueda individual de la trascendencia existencial a partir de un trabajo muy decantado y difícil, que implica el dominio y conocimiento de sí mismo a partir de enseñanzas muy sofisticadas de carácter hermético. En el que básicamente se toma al mundo ya los seres humanos como cargas energéticas y productores de energía.
A este segundo objetivo le llamaron los toltecas simbólicamente “La Guerra Florida” . Los valientes que la emprendían se les llamaban “guerreros” y según su carga energética podían ser águilas o jaguares. Sus armas eran “flor y canto” , entendidos como belleza y sabiduría. El objetivo supremo de los guerreros de la muerte florecida era “hacer florecer su corazón” y darse como alimento espiritual a su pueblo.
Es importante apuntar que los Viejos Abuelos mantuvieran una cohesión social muy sólida y estratificada. Que existían “el ala y la cola” de la sociedad integrada por masehuales. Personas que vivían su vida de manera común y corriente. Campesinos, artesanos, servidores públicos y lo que podríamos identificar como especialistas en la medicina, la construcción, el arte, la ecuación, la religión, etc. Guiados por las sólidas bases sociales, religiosas y morales que les proporcionaban una reducida elite de personas que se dedicaban totalmente al estudio, la investigación y sistematización del potencial espiritual-energético del ser humano. Estas élites vivían en los alrededores de los que hoy conocemos como “zonas arqueológicas ”, que nunca fueron ciudades, palacios o fortalezas, como las mentes colonizadas e ignorantes presuponen en la “historia oficial”.
Lo que no han aceptado querido los colonizadores, es que los Viejos Abuelos poseían una profunda y decantada sabiduría humana . Tan importante como las producidas por las civilizaciones de Egipto, China o India . Que su proyecto civilizatorio estaba más allá de “la dominación y explotación” del mundo material. Que el potencial de su sabiduría estaba enfocado a alcanzar la aspiración más elevada de la conciencia humana. Nos referimos a trascender al plano divino y sagrado de la existencia a partir del desarrollo espiritual.
Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No se puede salir del calabozo de la colonización con las ideas y valores del carcelero. Descolonizar es dignificar.