La historia oficial del Estado mexicano, se basa en lo que llama “fuentes históricas”, que son los escritos de los invasores de espada y crucifijo, que describieron los hechos de la invasión desde su visión eurocéntrica medioeval cristiana y parcial. Sin ser historiadores relatan hechos para su beneficio personal, como Hernán Cortés, totalmente demostrado por el trabajo de investigación de siete años de Eulalia Guzmán, en el que visitó durante cuatro años archivos y bibliotecas europeas para comparar lo escrito por Cortés, con otros escritos sobre el mismo punto hechos por coetáneos y que, después, dedicó tres años en México para preparar el libro titulado “Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre la invasión de Anahuac”
(https://inehrm.gob.mx/recursos/Libros/Eulalia.pdf)
que, hasta la fecha, la academia y el gobierno, no han querido publicar, en donde queda totalmente demostrado que sus escritos son falsos, tendenciosos y omiten hechos y personajes importantes.
O los escritos de los religiosos, que tergiversaban y mal interpretaban de manera dolosa los hechos que relataban, tachando a priori a los anahuacas como idólatras, demoniacos y atrasados. Nunca fueron escritos de buena fe, para conocer “al otro”, sino para encasillarlo en una supuesta cultura demoniaca y perversa que justificaba la invasión, como lo relata en el prólogo de su obra “Historia General de las cosas de Nueva España”, Bernardino. de Sahagún. Además, se debe de tomar en cuenta la censura que ejercieron en esos escritos, tanto el Consejo de Indias, como la Santa Inquisición.
Finalmente, están los escritos realizados por anahuacas conversos, descendientes de una supuesta nobleza nahua que escriben una historia hispanizada de sus antepasados. Creando una narrativa europea con personajes anahuacas con títulos de nobleza inexistentes en el Anáhuac, para tratar de incrustarse en la nobleza del invasor y recibir beneficios y canonjías de la corna. Además, que, la historia de los pueblos nahuas del Altiplano Central, de ninguna forma pueden tomarse como “la historia prehispánica”, como la llama la ideología criolla, como los pueblos mayas, zapotecos o purépechas, por citar a tres de decenas que existen. hasta la fecha.
Cuando en 1824, un puñado de españoles nacidos en España y un puñado de españoles nacidos en el virreinato de la Nueva España, crearon un Estado nación, al que le pusieron indebidamente México, porque en la memoria histórica del pueblo se sabía que esta tierra desde siglos atrás se llamaba Anáhuac, como lo confirma José María Morelos al convocar en 1813, al Primer congreso del Anáhuac, y el traidor de Agustín de Iturbide en 1821, con un golpe de timón crea el Primer Imperio Mexicano del Anáhuac. Este país nace sin pueblo, porque en ese momento aproximadamente el 90% de los nuevos mexicanos eran anahuacas, muchos de ellos monolingües y analfabetos. Esta es la razón por la que el Dr. Guillermo Bonfil Batalla, crea el concepto de “México Imaginario”, porque dice el Dr. Bonfil, al negar y excluir a la mayoría del pueblo lo convierte en un país imaginario, en una quimera.
“Los indios” en la creación del Estado mexicano, en especial los del Altiplano y dentro de ellos los mexicas, son los que le pretenden dar validez histórica al nuevo país creado por los criollos y gachupines. Los mexicas descritos por Cortés son guerreros poderosos e invencibles que heroicamente él, y un puñado de “soldados” españoles logran derrotarlos. Durante los tres siglos de Colonia los invasores celebraban el día 13 de agosto de cada año, en la Ciudad de México, un magno desfile militar para recordar la derrota de los mexicas.
Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No podemos salir del calabozo de la neocolonización con las ideas y categorías de los carceleros. Descolonizar es dignificar.