DE CARA AL FUTURO, el sentido espiritual y sagrado de la vida - Luz y guillermo Marín

DE CARA AL FUTURO, el sentido espiritual y sagrado de la vida - Luz y guillermo Marín

 

Por Luz y guillermo Marín

El sentido divino y sagrado de la existencia.

Cuando un ser humano se cuestiona el sentido de su existencia, ha cruzado una línea que la humanidad tardó miles de años en cruzar. En efecto, muchas personas nacen, crecen, se desarrollan, se reproducen y mueren; y jamás supieron cuál fue la razón superior de su existencia, jamás se cuestionaron el sentido profundo de su vida. Como animalitos, se entregaron a tratar de satisfacer con loco frenesí sus necesidades básicas materiales de existencia. Vivieron por vivir, más nada.

 

Sin embargo el ser humano superior, abre sus sentidos a los arcanos de la sabiduría ancestral, y busca darle un significado elevado y trascendente a su existencia. La vida material sin esta búsqueda, pierde sentido. Se empobrece, se diluye en la nada del tiempo sideral.


La energía que constituye el universo.

El universo, según los toltecas, se constituye de dos clases de energía: la energía luminosa y la energía espiritual. La primera es la Luz y para los humanos, se genera a partir del Sol, la fue representada a través del agua (Tláloc). Por medio de la fotosíntesis, en la que intervine la Luz, el agua, la tierra y el aire, se crea “el mundo vegetal” y con él, el mundo y la vida en el planeta.

 

La segunda es la energía espiritual, y es producida por la conciencia de Ser, de todos los seres vivos, y se representaba a través del viento (Ehécatl-Quetzalcóatl). Existen seres que especialmente producen una cantidad mayor de esta energía. Los seres humanos y los árboles, son los mayores generadores de esta preciada energía, según los toltecas.

 

A su vez, la “intensión” de la energía se puede apreciar en dos dimensiones. La energía biófila y la energía necrófila. La primera busca el desarrollo y plenitud de la VIDA, cualquiera que sea su manifestación. La necrófila en cambio, busca la destrucción y negación de la vida.

 

La condición humana y la inercia de la materia.

La condición humana es la imperfección, lo que implica estar sujeto a las fuerza de gravedad y a la inercia de la materia (la corrupción). La naturaleza humana es imperfecta y en tal sentido, ésta es su primigenia condición. Lo que nos “humaniza” son nuestras limitaciones, imperfecciones y defectos. Pues de modo contrario, sí fuéramos “perfectos” e incorruptibles, seríamos ángeles y la Tierra sería “el paraíso”.

 

Lograr la conciencia de “esta condición de imperfección natural”, es el desafío “del estar vivos”. Y la lucha imposible por corregir estas imperfecciones, es lo que le da sentido a la existencia. La lucha consiente en contra de nuestras debilidades e imperfecciones es el sentido más puro y decantado de la vida. Los Viejos Abuelos toltecas la nombraban simbólicamente como “La Batalla Florida”.

 

La estupidez y la degradación son las fuerzas que nos arrastran en la esencia de nuestra condición humana. La “inercia de la materia”, es la caída “natural” en los abismos de la estupidez humana. La materia se dirige de manera natural, prisionera de las fuerzas gravitacionales, a su caída inevitable, la degradación (polvo eres y en polvo te convertirás).

 

La chispa divina ha sido depositada en el cuerpo, a través del “soplo divino que la de conciencia a la materia” (Ejécatl-Quetzalcóatl), es un “prisionero temporal”. El “movimiento natural” es hacia abajo, pero el Espíritu busca la elevación superior.

 

Es por ello que el ser humano queda prisionero a estas dos fuerzas  desde el mismo momento de su nacimiento y está condenado a sufrir las consecuencias de esta condición, sino lucha por oponerse a la gravedad y a la inercia, será inexorablemente arrastrado a los abismos de la estupidez humana.

 

Las necesidades materiales de la existencia.

Todos los seres vivos orgánicos necesitamos satisfacer las necesidades materiales de subsistencia, tanto personales, como familiares y comunitarias. De manera natural, el ser humano, será movido por el “instinto de supervivencia” de mantener las condiciones necesarias para mantener la vida, tanto en el sentido de sustento, conservación de la vida y preservación de la especie.

 

Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No podemos salir del calabozo de la neocolonización con las ideas y categorías de los carceleros. Descolonizar es dignificar.

 



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